Artículo / Semáforo Nutricional : sal, azúcares y grasas, nos hacen daño?
Primeramente, es esencial que sepamos que no hay alimento malo, en el exceso o en el déficit de su consumo se encuentra la mayoría de problemas. Es importante saber que la alimentación no es el todo de la salud, debemos acompañar una buena nutrición de la mano del ejercicio físico… Así se gozará de salud sin satanizar a los alimentos.
El componente principal de la sal es el cloruro de sodio, el cual se encuentra en la muchos alimentos. La sal no es lo mismo que sodio, la sal se la considera un condimento el cual contiene aproximadamente entre 30 a 40% de sodio, este se encuentra en nuestro organismo cumpliendo funciones. El sodio en conjunto con el cloro controla fluidos corporales, regulan la presión arterial y así ayudan al funcionamiento adecuado de órganos y sistemas como el cardiológico, hídrico, nervioso y muscular. El exceso de sal puede contribuir a un inadecuado funcionamiento renal y a un aumento de presión arterial que puede desencadenar otras complicaciones relacionadas a su función. Por eso es bueno saber que el requerimiento de sodio diario en personas sanas es de 2.400 mg, es decir, 1 cucharadita de sal diaria. En el caso de personas hipertensas el requerimiento es de la mitad o menos dependiendo el tipo de hipertensión que tengan.
Es recomendable consumir moderado o reducida cantidad de sal, no excedernos, porque ahí está el problema.
Por otro lado, el azúcares un hidrato de carbono que se absorbe rápidamente en nuestro organismo, aportando energía necesaria para el organismo y especialmente cumpliendo funciones a nivel cerebral y muscular. Este se encuentra en los alimentos en forma de glucosa, sacarosa, lactosa, fructosa, etc. Cualquier tipo de azúcares alimentarias, ya sean naturales o agregados aportan la misma cantidad de energía al organismo, las metaboliza de la misma forma. No debemos dejar de consumirla, sino saber consumirla.
La Organización Mundial de la Salud no recomienda más de 25 gramos de azúcar diario, eso quiere decir, 6 cucharaditas diarias en una persona saludable que no tenga una demanda extrema de energía. Su consumo no debe superar los 50 gramos (12 cucharaditas). Más aún en niños no se debe suprimir este grupo, ya que por medio de un adecuado consumo de azúcar hay un buen funcionamiento cerebral, por ende, un buen rendimiento académico físico y mental.
Hay que tener control en el consumo y aprender a leer etiquetado y semáforo nutricional, no limitar el consumo sin razón y pensando que esta engorda. Definitivamente va a contribuir con el sobrepeso y obesidad si abusamos de su consumo y además no gastamos esa energía de una manera adecuada como es el ejercicio físico.
Finalmente las grasas son fuente energética de reserva para nuestro organismo, ayudan a la asimilación de ciertas vitaminas como la A, D, E, K, se encuentran en nuestro organismo formando parte de tejidos, transportan proteínas en sangre, ayudan a la regulación de temperatura corporal, dan sabor a las comidas y sensación de saciedad.
También hay grasas muy beneficiosas y esenciales para nuestro organismo como el omega 3 y 6 que provienen de semillas como la linaza, chía, almendras, nueces, pescados. Estas contribuyen a la salud cardiovascular y desarrollo del sistema nervioso.
Las grasas alimentarias sometidas al calor también son importantes, pero se debe conocer bien el punto de fusión de la misma, ya que si sobrecocinamos el aceite o grasa o peor aun, la reutilizamos la grasa se satura más y puede llegar a ser perjudicial para el organismo.
Todo tipo de grasa se debe consumir con control, ya que el exceso en especial de grasas animales o sometidas a cocción pueden ayudar a aumentar niveles de colesterol malo en sangre.
Todos los grupos de alimentos son importantes para nuestro organismo, la clave está en aprender a consumirlos de una manera sana y adecuada y acompañar de un ejercicio físico constante que tiene múltiples beneficios para nuestra salud. Nada es mágico!
Ni el azúcar ni las grasas son responsables del sobrepeso y de la obesidad, lo que ocurre normalmente es el desbalance entre la ingesta calórica proveniente de todos los grupos de alimentos y el gasto energético.
Por: María Isabel Cevallos
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